EL GALLO DE SÓCRATES
Me pareció oportuno iniciar este
pequeña retorica sobre las últimas horas en la vida de Sócrates y de cómo surge
esa especie de apología sobre la muerte de este celebre filósofo, una vez que
es condenado y juzgado por impiedad, el producto de esta sentencia fue la
muerte (elegida por él) a través de la
ingesta de cicuta (una planta con un poderoso veneno), haciendo una alegoría
del ave que ocupa mi atención en este momento.
Dentro de este orden de ideas, es
importante acotar que una vez Sócrates consume el veneno y este comienza a
surtir efecto en su cuerpo, primero se le duermen los miembros inferiores,
luego se le paraliza el intestino, es allí cuando decide taparse el rostro con
una pequeña manta, algunos dicen que es para que no vean la horrible expresión
que tomara su rostro cuando ya el veneno logre su cometido; sin embargo minutos
antes de que esto ocurra, Sócrates se descubre el rostro y exclama la célebre
frase dirigiéndose a su fiel amigo llamado Critón, que ha motivado un sinfín de
historias y relatos:
“Critón,
debemos un gallo a Esculapio, no te olvides de pagar esta deuda”
Critón
le increpa al decirle que si no se le ofrece otra cosa, pero ya habiendo
exhalado el último suspiro Sócrates no dice nada. Pese a que la muerte de
Sócrates significo un pesar para el mundo de la filosofía; creo que el cumulo
de conocimiento que genero después de muerto fue aún mayor; por ejemplo con esta historia del Gallo de
Esculapio, se presentan muchas
interrogantes, pues para unas personas esta frase tan solo pudo haber sido
inventada por Critón, pues para nadie es secreto la fuerte admiración que le
tenía a Sócrates, para otros se trataba una vez más de esa forma irónica al
hablar que le hizo tan famoso a lo largo de su vida. Pues resulta bastante paradójico, que siendo
condenado por su incredulidad en los
Dioses y por su impiedad hacia ellos, que en las postrimerías de su vida
quisiera dar una ofrenda a Esculapio, el Dios de las Curaciones o de la Salud,
por una supuesta enfermedad curada con anterioridad, hacia él o hacia algún familiar.
Mientras que para otros, Sócrates
simplemente quiso rendirle un pequeño tributo a Esculapio como Dios de la
Salud, pues con su muerte era curado de todos los males de este mundo, y era
sanado para pasar a otro plano superior, pues es bien sabido que para Sócrates la
muerte significaba liberación.
Sea lo que sea que quiso decir o lo
que nosotros interpretemos de ello, nos deja nuevamente con ese sabor de boca y
ese pensamiento irónico tan suyo “solo sé que no se nada”.

Muy inteligente y muy sensible a la vez. Qué buena síntesis de un episodio tan simbólico y tan reflexionado. Saludos desde Buenos Aires.
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